No trataré de ocultar
los manantiales de mis ojos,
hundidos en los tuyos.
Ya nada importará más
que los sentires, entonces
sollozaré de carcajadas y
reiré de los llantos.
De mis manos brotarán
caricias añejadas en tu nombre,
y dejaré al descubierto
el frío que abriga,
mi entera humanidad.
Te gritaré de labios y
volaré a vos entre mis pieles,
no dejaré reposar ninguna paz.
Despertarás a nombre
de mi nombre,
a besos de nosotros, despertarás.
Sobre mi adentro serás,
ya no la ausencia,
ya no sólo el recuerdo,
tu ola me llenará de sal.
No me preocuparán las disonancias,
te llevaré a ritmo de mi antojo,
me fundiré contigo en el abismo,
y así navegarás en ésta mar.
Obviamente a mi estado de poesía
lo has hecho naufragar.
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