En el oriente medio de tus ojos,
aletargan las miradas
perdidas en la noche,
y un abanico de jazmines en pétalo
se vuelca sobre tu pecho dormido.
Entonces la oscura en desvelo
se abraza con el templado,
en una caricia de flores y pieles.
Y es ahí cuando el final sorprende,
hermanado de aromas, desvelos,
encuentros para siempre.
Amor
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