Recuerdo el aroma de las ramas de pino
en la casa de los vecinos alemanes.
Acompañaban una ilusión de navidades,
en los tiempos de los hierros oscuros.
Las desoladas ilusiones secuestradas.
Los gritos callados de mi cuadra,
extendidos por toda mi Patria.
Allá en la esquina de mi infancia.
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