Dejádme recoger mi tristeza en ésta noche,
que vuelan los recuerdos como una mañana,
trepando en el lecho del ensueño
donde van perdidas mis nostalgias.
Que no caiga en gotas por mi cuerpo,
que se quede como broche en alma,
buscando dentro de los cráteres oscuros,
que no le hable una alegría mundana.
Quedando vaporosa como un manto
ya fuera azul, ya fuera ámbar.
Que obre en ésta noche la criatura ebria
bebiendo los tiempos, creciendo en la hierba
y así deshilando sus hilos de plata.
Peina mi cabellera con dientes de león
filosos corales desatan caracolas
que trepan y envuelven sobre las espaldas.
Dejádme
recoger mi tristeza en ésta noche,
en que
las alboradas nacientes son algas.
Enredadas
en mis dueñas de que soy camino
vestida
de hiedra que en frescor aplaca.
La
dormida cálida va sin sus abrazos,
tiembla
de temores, delira pasiones,
desvela
de esperas tanta madrugada;
en mis
blancas manos se sostienen pliegues
y va la
tristeza vestida de enagua.
Ah! la
cabellera libre sin tocado
perfumando
el aire del recuerdo mío,
se abre
en mil lenguas dispara suspiros, vuelve
en mi
sino y en éste murmullo, yo ya soy callada.
Ah! te
beso fresa mi triste tristeza
es amante
fiel de mi noche helada.
Voládme
de pájaros, yo sé de las mieles y de las amargas!
Dejádme
recoger mi tristeza en ésta noche,
levad
soles negros que velan las almas.
Ah! ¿qué
flores bebiste de mi entraña?
¿cuál
cáliz degustó tu boca grana?
Se abren
las flores se vierte la sangre,
la
alquimia majestuosa fusiona con pieles.
Dejádme
entonces con mi amada triste!
en ésta
tiniebla me entrego a su seno
para ya
ser suya como me lo pide.
¿No oís
vosotros el ruego de la extraña oscura?
silba
como viento, ruge como mares,
abraza la
roca, sacude el oleaje,
danza su
melena y envuelve en su torre,
irrumpe
en ventanas mostrando siluetas,
y guiñan
los astros que advierten su paso;
llega
presurosa, es la gran señora clamando mi nombre.
Dejádme
recoger mi tristeza en ésta noche,
está de
volados, presume de arcángel,
húmeda
del rocío de mis cuencos tristes.
Los
racimos vierten uvado licor,
las viñas
del cuerpo sembraron dolores,
con sabor
de vino, con calor de sangre.
Ah! que
soy oleaje y ella es la espuma
que
quiebra la calma de las noches suaves.
secretos
de angustias el amor de amores.
Ah! que
hada tan triste en que va mi noche.
Escudriña
ojos va lamiendo soles,
se torna
tan dulce y se acerca pronta
besa los
olvidos, pero no descuido:
que se
vuelve áspid y se enrosca en mi,
que clava
sus dientes en mi carne triste,
son dagas
con nombre bordando en mis flores.
Dejádme
recoger mi tristeza en ésta noche,
observád
vuelca triste por todos rincones,
que busca
mi sombra y llama a mi nombre,
que evoca
caricias de mi mano inerte.
Por todo
os digo: dejádme tenerla como canto o risa,
como niña
débil, como plata luna, como roca fuerte.
Ah! sol
de los soles fortuna poseo yo como ninguna,
que acuno
en mis brazos las nostalgias suyas.
Ah!
¿dónde comienzan y dónde es que expiran?
Védla que
triste en que va mi amarga
se enreda
en el cuello cuida no ser fruta,
desdeña
abandonos y teme la engulla.
Ahora
silenciosa se duerme a mi lado,
está
vuelta un ángel recuesta cansancio.
Mirád me
sonríe con su mueca-risa!
¿cómo
dejarla sola fuera de mi orilla?
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