sábado, 23 de junio de 2012

Mi compañera


    

Dejádme recoger mi tristeza en ésta noche,
que vuelan los recuerdos como una mañana,
trepando en el lecho del ensueño
donde van perdidas mis nostalgias.
Que no caiga en gotas por mi cuerpo,
que se quede como broche en alma,
buscando dentro de los cráteres oscuros,
que no le hable una alegría mundana.
Quedando vaporosa como un manto
ya fuera azul, ya fuera ámbar.
Que obre en ésta noche la criatura ebria
bebiendo los tiempos, creciendo en la hierba
y así deshilando sus hilos de plata.
Peina mi cabellera con dientes de león
filosos corales desatan caracolas
que trepan y envuelven sobre las espaldas.

Dejádme recoger mi tristeza en ésta noche,
en que las alboradas nacientes son algas.
Enredadas en mis dueñas de que soy camino
vestida de hiedra que en frescor aplaca.
La dormida cálida va sin sus abrazos,
tiembla de temores, delira pasiones,
desvela de esperas tanta madrugada;
en mis blancas manos se sostienen pliegues
y va la tristeza vestida de enagua.
Ah! la cabellera libre sin tocado
perfumando el aire del recuerdo mío,
se abre en mil lenguas dispara suspiros, vuelve
en mi sino y en éste murmullo, yo ya soy callada.
Ah! te beso fresa mi triste tristeza
es amante fiel de mi noche helada.
Voládme de pájaros, yo sé de las mieles y de las amargas!

Dejádme recoger mi tristeza en ésta noche,
levad soles negros que velan las almas.
Ah! ¿qué flores bebiste de mi entraña?
¿cuál cáliz degustó tu boca grana?
Se abren las flores se vierte la sangre,
la alquimia majestuosa fusiona con pieles.
Dejádme entonces con mi amada triste!
en ésta tiniebla me entrego a su seno
para ya ser suya como me lo pide.
¿No oís vosotros el ruego de la extraña oscura?
silba como viento, ruge como mares,
abraza la roca, sacude el oleaje,
danza su melena y envuelve en su torre,
irrumpe en ventanas mostrando siluetas,
y guiñan los astros que advierten su paso;
llega presurosa, es la gran señora clamando mi nombre.

Dejádme recoger mi tristeza en ésta noche,
está de volados, presume de arcángel,
húmeda del rocío de mis cuencos tristes.
Los racimos vierten uvado licor,
las viñas del cuerpo sembraron dolores,
con sabor de vino, con calor de sangre.
Ah! que soy oleaje y ella es la espuma
que quiebra la calma de las noches suaves.
secretos de angustias el amor de amores.
Ah! que hada tan triste en que va mi noche.
Escudriña ojos va lamiendo soles,
se torna tan dulce y se acerca pronta
besa los olvidos, pero no descuido:
que se vuelve áspid y se enrosca en mi,
que clava sus dientes en mi carne triste,
son dagas con nombre bordando en mis flores.

Dejádme recoger mi tristeza en ésta noche,
observád vuelca triste por todos rincones,
que busca mi sombra y llama a mi nombre,
que evoca caricias de mi mano inerte.
Por todo os digo: dejádme tenerla como canto o risa,
como niña débil, como plata luna, como roca fuerte.
Ah! sol de los soles fortuna poseo yo como ninguna,
que acuno en mis brazos las nostalgias suyas.
Ah! ¿dónde comienzan y dónde es que expiran?
Védla que triste en que va mi amarga
se enreda en el cuello cuida no ser fruta,
desdeña abandonos y teme la engulla.
Ahora silenciosa se duerme a mi lado,
está vuelta un ángel recuesta cansancio.
Mirád me sonríe con su mueca-risa!
¿cómo dejarla sola fuera de mi orilla?



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